Los blogs que lee Letizia

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Wednesday, February 18, 2009

Entre San Valentín y el 23 F







En La Zarzuela nunca podemos celebrar San Valentín como mujeres y hombres enamorados. Siempre nos estropean la alegría con la Memoria Histórica del 23-F dichoso.

-Pensé que moríamos, Letizia -se lamentaba doña Sofía al verse en televisión tal como era hace más de dos décadas-. Yo era muy joven para morir, no había criado a mis hijos. Juanito también paso mucho miedo, querida, ahí, metido en su despacho.
-¿Ya tenía ese despacho?
-Sí, querida. El Gobierno nunca nos negó dinero para muebles.

Empecé a temblar. La Historia se repite, pensé, y yo podría ser una Reina sitiada. Mi imaginación volaba, veía a Aznar dando un golpe de Estado, a ZP arrodillado en el suelo del Congreso, a los nacionalistas pidiendo perdón por no ser españoles de corazón.

-¿Tienes frío, Letizia? Tenemos la calefacción a 30º, pero podemos subirla algún grado más si tienes frío.

Yo tenía miedo. Dejé a doña Sofía trajinando en los radiadores y me acerqué a la cocina. Mi doncella estaba preparando un caldo gallego.

-Maripuri -le pedí-, deja esos grelos y mira en tu tarot si yo viviré un golpe de Estado.
-Ojalá tuviéramos un golpe de Estado y no esta crisis. ¿Sabe usted, mi Princesa, cuánto gasté en el supermercado? ¡Una pasta! Con cincuenta euros no compras nada, gastas y no traes. Gracias a Dios, en su Palacio todavía hay gas para que yo pueda prepararle un caldo a mi familia.
-¿Viviré un golpe de Estado, Maripuri?
-¿Cuándo me paga, mi Princesa? ¿Y las propinas? Prometió usted ayudarme. ¿Cuánto le dio la presidenta de Argentina para mí? ¿Y Obama? ¿Envío Obama algunos dólares'

Era imposible hablar con mi doncella. Fui a refugiarme a los amorosos brazos de mi Felipín. El miedo fue abandonando mi cuerpo. Entré en calor. Mi Felipín me besaba con amor. No, mi marido jamás permitiría que un golpista me matara.

-¡Mi Princesa! ¡Yo quiero cobrar!

Maripuri no sabe lo que es el amor, sólo piensa en el vil metal; es como una Patricia Botín sin padre banquero.

-Tu doncella, si hubiera vivido el 23-F, le habría pedido el sueldo a Tejero antes de que la matara -refunfuñó mi Felipín.

Elena llega muy enfadada. Se vio en la tele más joven y tiene depresión. También pide dinero.

-Este San Valentín ningún hombre se acordó de mí. Marichalar ya olvidó que soy la madre de sus hijos.

Cristina, en cambio, está optimista. Nos dice que ella ha prosperado mucho desde el 23-F.

-Estudie una carrera, conseguí trabajar en La Caixa, me casé con un jugador de balonmano, tuve cuatro hijos,...

Su Majestad nos propone un brindis.

-Brindemos por España.

Así lo hacemos. Mis Infantas aplauden, tus primos callan, Maripuri sigue diciendo que tiene que cobrar lo antes posible. Empiezo a comprender que para una pobre trabajadora son más importantes los euros míseros que para mí este diamante que me regaló mi Felipín por San Valentín. Hay personas a las que la necesidad las obliga a amar el dinero.


Tuesday, February 03, 2009

Los espías de Madrid



Sus Majestades están muy preocupados por los espías que dicen que salieron del Gobierno de Esperanza Aguirre. Temen mis suegros que nos haya espiado a nosotros. Todo es posible. Se te mete un espía entre los escoltas y no te enteras, piensas que es uno más, el nuevo.

-¿Y qué van a decir, mi Princesa? -me pregunta mi doncella-. Aquí no hay secretos. Doña Sofía ya contó los suyos en el libro de Pilar Urbano y los secretos del resto de la Familia Real los airea la prensa rosa sin necesidad de espías.
-Podrían decirle a los de "el país" mi sueldo, Maripuri. ¿Imaginas la que se montaría si se supiera que mi salario supera al del presidente Zapatero?
-Suerte la suya, mi Princesa. Yo, en cambio, cobro una miseria. ¡Y mire que trabajo! Pues nada, no hay manera de llegar a los mil euros. Estos días estuve de estatua humana para ganar uno euros más.
-¡Maripuri!

Mi doncella dice que tiene que ganarse la vida y todos los trabajos que no sean delito sirven para pagar las lentejas.

-Le envíe un currículum a doña Esperanza ofreciéndome de detectiva. No me contestó. Yo le decía en la carta de presentación que soy una gallega decidida a espiar a Mariano Rajoy durante la campaña electoral en mi tierra.

Hablé con mi Felipín muy seriamente. Hay que subirle el sueldo a mi doncella. Es una mujer con cargas familiares y merece cobrar más que el resto de los funcionarios.

-Tendrá que esperar, Leta. El Presidente tiene que afrontar los gastos del desempleo. Tu doncella, gracias a Dios, no está en paro, ni lo estará mientras España sea un reino.
-¿Y si se nos mete a espía, Felipe? Maripuri podría contar a cambio de un cheque sustancioso que soy adicta al tarot y a los esoterismos.

Mi Felipín no cree en los espías, dice que son un cuento, algo así como los fantasmas. Para él, Maripuri sólo es mi doncella.

-En España no se pasa de fregar suelos a trabajar en los servicios secretos.

Decido ayudar a mi doncella por mi cuenta. Pongo una huchas en la sala de audiencias y le digo a los visitantes que echen una moneda.

-Lo que quieran, un euro, dos, cincuenta céntimos, pero los centimitos no, por favor. Mi doncella merece una buena propina.

Zapatero no echa nada. Me enseña los bolsillos vacíos.

-No tengo un duro, Alteza. De buena gana le daba unos euros para su doncella y unos billetes grandes para sus Infantas, pero ya repartí el Presupuesto entre Comunidades Autónomas y Ayuntamientos.

Llamé a Génova 13. Me dijeron que allí sólo colaboraban en la beneficencia de la Santa Madre Iglesia-

-Pero somos monárquicos, Alteza.
-¿Qué tal los espías? -le pregunté al telefonista-, ¿ya espían a Mariano?

El telefonista me colgó. Debió penar que yo no era la verdadera Letizia. Suele ocurrir. La gente todavía piensa que las princesas no nos ponemos al teléfono.

Antes de acabar quiero decir y digo que mi Felipín acaba de cumplir 41 añazos y que acepta regalos. Yo sólo le pude regalar un gorro para el frío porque ando mal de pasta.

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