Finalmente me decidí por un atuendo barato para asistir a la entrega de los Premios Príncipe de Asturias 2013. España no va bien y su Princesa debe vestirse de crisis. El vestido no era muy bonito, pero me era cómodo. No me apretaba ninguna costura ni siquiera cuando reía.
Mi suegra doña Sofía tampoco fue muy bien vestida. Fuimos las dos algo fúnebres. El mejor vestido lo llevó mi madre. Mamá estaba tan guapa que nadie la reconocía. Los retoques que le hicieron en la cara la dejaron muy joven.
Me aburrí un poco durante la ceremonia. Todos los años hacen lo mismo: entrega de galardones, discursos y el Asturias patria querida. Yo hubiera preferido que en vez de los gaiteros vinieran las Nancys rubias a hacernos un concierto de despedida. Se lo dije a mi Felipín y casi le da un mareo.
-No sabes lo que dices, Leta.
-Bueno, pues que venga Alaska.
-¿Fangoria? No puede ser. Los gaiteros vienen todos los años.
Quien no estuvo este año fue mi doncella Maripuri. Desde que empezó a pensar que resucita don Juan el Fantasma no sale de Palacio. Lo busca por todos los rincones.
-Yo no quiero fantasmas, Maripuri -le recuerdo cuando la veo sacudiendo las cortinas del salón por si don Juan el Fantasma anda por allí escondido.
-Este fantasma mola, mi Princesa. Casi estoy enamorada de él. Y si no me acabo de enamorar es porque es del PP y yo soy una proletaria roja.
¿Un fantasma del PP en mi Palacio? Mejor ni pensarlo. Los del PP me ponen de los nervios. Es ver a Rajoy y tener ganas de marchar de este país que está dejando más pobre que Alfonso XIII dejó a su España.
Volviendo a los Premios Príncipe de Asturias quiero daros las gracias por estar viendo por la tele semejante bodrio. Es la ceremonia más aburrida a la que tengo que asistir. Pero, cuando yo sea la Reina de España la cosa va a cambiar. Tendremos un concierto de Alaska y las Nancys rubias como me llamo Letizia.