No es fácil competir en trapos con Rania de Jordania. Rania se puede ganar un fortunón en trapos de alta costura. Esta Reina de España, en cambio, tiene que comprar muchas cosas en Zara y en mango para llenar su fondo de armario. Somos pobres. Aquí no hay dinero para ir a los talleres de alta costura.
En todo caso, creo que estoy ganando la competición de trapos. Mi vestido rojo al lado del look de capas de Rania es un acierto. Rania iba como una cebolla. No le quedaba bien tanta ropa sobre el cuerpo. Le dije que se podía quitar el abriguito rosa y no quiso.
-Tengo frío. Además, es un abrigo muy caro.
-Madrid es una ciudad segura.
-¿No hay ladrones? -me preguntó asombrada.
-Sólo Bárcenas, uno del PP.
-¿Y tu cuñado? Dicen que Iñaki robó mucho.
-Mejor no hablo de la familia de mi esposo.
-Te comprendo. Yo tampoco quiero hablar de la familia de mi cónyuge. Es muy complicada. Tengo varias suegras.
La compadezco. No me imagino con varias suegras. Con doña Sofía tengo de sobra. Me deja exhausta cuando me habla de música clásica. Yo lo más clásico que conozco en música es la flauta. Todavía recuerdo las clases de flauta que me dieron en su día en mi colegio de Oviedo. Aprendí a tocar Noche de paz como los ángeles.
Rania me habla de Mónaco. Quiere irse a vivir al Principado cuando se jubile. Me asustó porque yo todavía no pienso en mi jubilación. ¿Seremos ya viejas?
-En Mónaco se vive muy bien, amiga mía. Allí no hay pobreza.
-¿Vives mal en Jordania?
-En Jordania tengo que trabajar mucho. Ayudo a los pobres.
-Yo también trabajo mucho en España -le confieso-. No hago más que ir a inauguraciones y a eventos similares.
-¿Te pagan bien? -me pregunta Rania.
-Algo más que a mi doncella Maripuri, pero poco más. Desde que nos apuntamos al pacto anticorrupción no nos sobra el dinero.
Rania asiente y saca de su bolso una pitillera de oro y diamantes. Me ofrece un pitillo. Se lo acepto. Ella también fuma. Fumamos en silencio mientras miramos como nuestros maridos hablan de la guerra de Siria y de esos temas serios que no importan mucho porque por mucho que hables de ellos no se resuelven. Las guerras se terminan cuando se han matado casi todos.